Entre los formatos que existen en el mundo de la televisión, muchos se ajustan al tipo de horario en el que transitan. Éste marca las características y la identidad del espacio. Uno de esos programas es el late night, que incluso toma su nombre de la franja en la que vive. Este formato, de amplio recorrido en la televisión mundial, también vivió una época dorada en la parrilla nacional, pero, desde hace unos años, parece haber perdido su hueco. Analizamos sus características y el porqué de su situación actual en el mismo día que Risto Mejide vuelve ‘Al rincón‘.
Las características del programa más buscado
Un late night no es otra cosa que un programa que comienza después del prime time (de la oferta televisiva estrella del día, que se programa después de cenar, cuando las familias y los espectadores se reúnen en torno al sofá para descansar tras un largo día), sobre las doce o las doce y media de la noche, y se prolonga hasta la madrugada, dependiendo del show, hasta las dos o incluso las tres.
¿Su temática? Son todoterrenos que albergan entrevistas, monólogos, actuaciones, parodias, debates, actualidad, música… y todo ello pasado por un potente filtro humorístico que suele estar presente como nexo en común de todos los programas. Para ello, resulta fundamental la figura de su presentador. Éste individuo se mueve y vive como absoluta alma mater del espacio, su personalidad se transfiere completamente al show, que acaba siendo un reflejo fiel de lo que él quiere hacer en un programa de televisión. Su personalidad debe de ser apabullante, extrema, carismática… no le queda otra que ser una auténtica estrella, un individuo famoso y reconocido por su talento y por esa «actuación» que pone frente a las cámaras cada noche, en busca del entretenimiento para el público.
Curiosamente, en el late night podemos detectar muchas características comunes con un clásico magazine matinal o vespertino. Son esos programas de varias horas de duración, que ofrecen entretenimiento para toda la familia tocando una amplia variedad de temas que van de lo lúdico a lo divulgativo. En su traslación a la noche, este magazine se viste de lentejuelas, se pone un abrumador perfume y ofrece unos contenidos más volcados en el humor, en la frivolidad y en uno de los conceptos más altos de la televisión: el «pasarlo bien». Por supuesto, las horas nocturnas en las que se emite parece que favorecen un tipo de temáticas más subidas de tono, en las que las referencias adultas son una constante para llamar la atención del espectador.
No podemos dejar de comentar que el late night es un «invento» de la televisión norteamericana, en la que estos espacios son las estrellas nocturnas. La sucesión de buenos presentadores en programas que se han visto durante décadas funciona como una correa de engranaje perfecto que basa el éxito de su programación en la personalidad de quien conduzca el espacio del que hablamos, apostando por una referencialidad muy fuerte que cualquier espectador hace sin reservas. Allí, eso sí, estos programas suelen buscar contenidos más blancos y familiares que los que hemos visto en la parrilla española. El late night es el puro y auténtico espectáculo diario televisivo, la esencia misma de la pequeña pantalla, en la que todo el entretenimiento que ésta es capaz de ofrecer se da en píldoras concentradas de diversión, creatividad y sorpresa.
Desde Johnny Carson y los 30 años que pasó al frente de ‘The Tonight Show‘ hasta el mítico David Letterman, pasando por Conan O’Brien, Steve Allen o Jimmy Fallon, los nombres del late night americano están unidos a grandes personalidades de la comedia, del humor, del entretenimiento y de la historia de la televisión.
El late night en España
El late night llegó a nuestro país de la mano de otra revolución televisiva que cambiaría nuestras vidas para siempre: el aterrizaje de las cadenas privadas. Desde ese momento, la proliferación de la oferta provocó que ésta tuviera que luchar para hacerse más atractiva y llamativa para el público y el espejo que suponía el exitoso modelo norteamericano fue un instrumento muy importante. No sólo importamos series, sino también formatos que apenas se habían visto en nuestro país, como este show nocturno que empezaba después de la película o el concurso más clásico y que suponía una fresca píldora de actualidad para antes de irse a la cama.
Curiosamente, casi podríamos decir que, en ocasiones, el late night cubría un tipo de entretenimiento que ahora tenemos con las redes sociales. ¿Conocéis a alguien que visite Twitter y Facebook en su hora de relax, cuando ya ha acabado el día, cuando ya no tiene más obligaciones y busque en estas páginas un retrato más liviano de la actualidad, otro tipo de noticias más minoritarias pero muy entretenidas e interesantes? Durante años, toda esa información parecía no poder encontrarse en otro lugar que no fuera la televisión, que tenía en los lates nights unos yacimientos absolutos de actualidad de primer orden, de anécdotas de las que se comentan al día siguiente en la máquina del café.
El primer late night que tuvimos en España fue el espacio ‘La noche se mueve’ un programa de Telemadrid emitido entre 1992 y 1993 y que estaba presentado por El Gran Wyoming. Pero quizá, el espacio pionero que, de verdad se convirtió en un éxito absoluto y un fenómeno mediático fue ‘Esta noche cruzamos el Mississippi‘, que se pudo ver en Telecinco entre 1995 y 1997. Pepe Navarro fue el conductor y alma mater de un programa que usó a colaboradores que saltarían a la fama (como Florentino Fernández) y que supo combinar el humor y la variedad de las diferentes secciones con temáticas para mayores de 18 años que marcaron una revolución en la televisión en directo vista hasta entonces. También se vinculó este tipo de espacios con cierta crónica negra sobre sucesos o crímenes. Esta tendencia y su tratamiento marcó el camino para muchos de los lates nights que se trataron después.
Después de que Navarro fuera fichado por la competencia y se mudara a Antena 3 para presentar ‘La sonrisa del pelícano’ (un espacio rodeado de polémica social y política que, finalmente, fue cancelado), Javier Sardá le tomó el relevo en Telecinco con ‘Crónicas marcianas‘, sin duda, el late night más famoso de la televisión nacional. Este espacio perduró hasta 2005 y vivió una profunda transformación acometida por lo que sus propios contenidos, sus propias referencias y sus propios personajes marcaban. El programa se vio arrastrado hacia unos temas que se convirtieron en los más demandados y comentados y que, finalmente, pudieron provocar la erosión de un espacio que se mantenía on fire durante su tiempo de emisión, subiendo el listón de lo que se suponía que el público esperaba de él. Esta búsqueda de lo extremo en cuanto a temas y a participantes le pasó factura, pues una parte de la audiencia perdió el interés en el programa.
Quizá ‘Buenafuente’ haya sido el tercer late night en importancia en nuestra televisión. Andreu Buenafuente era un humorista con un fantástico y creativo equipo detrás, El Terrat, que comenzó a hacerse más y más popular por sus estupendos programas en TV3. Suponía una remodelación del mundo del humor y conectaba con el público que había abandonado ofertas como ‘Crónicas marcianas’. En 2005, su salto a la tele nacional se dio en Antena 3, donde Buenafuente se convirtió no sólo en el showman más famoso sino también en uno de los más prestigiosos y aplaudidos. Pero su periplo también ha terminado. Después de pasar por La Sexta, hace poco supimos que ‘En el aire’, el nombre de su espacio en el nuevo canal, no tendría una tercera temporada después de que las bajas audiencias y la posibilidad de hacer otros proyectos sentenciaran su destino.
¿Un género sin hueco?
¿Por qué parece que ya no hay late nights en nuestro país? ¿Por qué un formato que se mantiene como una roca inamovible en las cadenas americanas ha perdido su chispa frente al público español? Durante años, todas las cadenas apostaron una y otra vez por fórmulas que «recogieran» a esos espectadores nocturnos que deambulaban entre la oferta de madrugada haciendo un itinerante e insatisfactorio zapping. Espacios como ‘Noche Hache‘, ‘La noche prohibida‘, ‘Efecto F‘, ‘La central’, ‘Abierto hasta el amanecer’, lo intentaron con mayor o menor éxito.
Pero lo cierto es que ya no vemos este fenómeno en nuestra televisión y, de hecho, la cancelación de un espacio como ‘En el aire’ parece el último aliento de un formato que lo significó todo pero al que el público ha dado la espalda. ¿Cuáles son los motivos? En primer lugar, por supuesto, ha habido un agotamiento de la fórmula. La intensidad, el ansia por mostrar lo más actual, lo más rompedor, lo más polémico… era tal, que el éxito ahogó las posibilidades de evolución. Parece un género tan encorsetado y reiterativo que es difícil apostar ahora mismo por un nuevo formato. A este efecto se une, evidentemente, el hecho de que existan muchos magazines que suponen la adaptación del late night a la franja indicada. ¿Acaso no son ‘El Hormiguero‘ o ‘Zapeando‘ late nights que se ajustan a las necesidades de su target concreto?
Entonces, ¿por qué se pueden ver lates a las diez de la noche, como supone ‘El Hormiguero’ pero no a las doce, como sería lo habitual? Por el otro gran problema del género y es que no se ajusta a los patrones de la parrilla nacional. Tenemos un prime time que comienza incluso a partir de las once de la noche y que termina pasada la una de la madrugada. ¿Es factible un programa de alto rendimiento, que necesite una gran infraestructura para funcionar en directo, con plató de lujo, participantes entregados, chistes caldeados, secciones rompedoras, cuando a esa hora gran parte de la población se ha ido a dormir?
El late night ha ido desapareciendo de la parrilla actual de nuestra tele por las mismas circunstancias que el propio medio está viviendo. Estamos seguros de que una próxima evolución de ese gran emisor que no para de mutar y transformarse provocará una nueva etapa para un género televisivo que aún tiene mucho que ofrecer.