Pocas series recientes han suscitado reacciones tan extremas, y tan encontradas, como ‘True Detective’. La serie, que está emitiendo actualmente la segunda temporada en HBO, y en Canal+ Series en España, se estrenó, a principios del año pasado, en medio de una oleada de elogios críticos rara vez vista y, lo que aún es más inusual, acompañada de grandes audiencias y de obsesión en redes sociales por ella.
Con la segunda entrega, el enorme hype de aquellos primeros capítulos parece estar pesando sobre las opiniones referentes a la nueva historia que estamos viendo ahora, pero aunque Nic Pizzolatto, su creador, haya cambiado el escenario, a los personajes y un poco el tono de la serie, en lo que ‘True Detective’ mantiene su esencia es en sus firmes raíces literarias.
El terror gótico de ‘True Detective’
La primera temporada de ‘True Detective’ arrancaba con el descubrimiento de un cadáver en una zona pantanosa de la Louisiana profunda. Dos detectives de la policía estatal, Rust Cohle y Martin Hart (interpretados por Matthew McConaughey y Woody Harrelson), empiezan a investigar el asesinato de una joven que aparece desnuda, arrodillada ante un árbol que presenta una peculiar figura circular hecha con ramas, y con la cabeza coronada por la cornamenta de un ciervo.
Cohle y Hart se van adentrando en un mundo desconocido para ellos, un mundo de pueblos dejados de la mano de Dios (y de las instituciones oficiales), habitados por gente pobre y sin salidas que acaba siendo presa fácil de tipos poderosos que quieren tomar lo que deseen, cuando les venga en gana, sabiendo que nadie va a ir a pedirles cuentas.
Poco a poco se va desenredando una historia de cultos paganos en el bosque y terribles abusos a niños, todos hechos en el nombre del Rey de Amarillo, un personaje extraído de la literatura de terror decimonónica, que es la gran influencia de la primera temporada de ‘True Detective’. Las obras de Robert W. Chambers, Ambrose Bierce, H.P. Lovecraft, William Hope Hodgson y Arthur Machen y sus historias de horror cósmico, gótico y enraizado en fuerzas ocultas de la naturaleza persiguen a Cohle y Hart en su investigación durante años del caso.
El aspecto visual de la primera temporada reforzaba esa influencia del terror gótico. El director de aquellos ocho primeros episodios, Cary Joji Fukunaga, creó una atmósfera recargada, oscura y malsana, deudora de los relatos de castillos en ruinas y pueblos malditos olvidados en medio del bosque que tanto gustaban a los lectores victorianos. La trama reforzaba esa sensación de que hay algo malvado y oscuro bajo la superficie del mundo, algo que tiene la capacidad de impregnarlo todo y que es demasiado insondable para que podamos comprenderlo.
El noir de California
Después de que Cohle y Hart se enfrentaran al corazón de las tinieblas, para la segunda temporada, ‘True Detective’ ha cambiado drásticamente. Aquí se notan más los inicios como novelista de Nic Pizzolatto, que publicó una historia policiaca, ‘Galveston‘, antes de empezar a trabajar como guionista de televisión. La segunda temporada se traslada a California y bebe de otra gran tradición literaria: la del noir de Raymond Chandler, Ross McDonald y autores contemporáneos como Michael Connelly o James Ellroy.
Ahora, los protagonistas son tres policías y un mafioso perseguidos por sus problemas personales y sus fantasmas del pasado, un pasado que nunca se queda enterrado y siempre vuelve. Los cuatro investigan (cada uno a su manera) el asesinato de un promotor local que trabajaba para el ayuntamiento de Vinci, una ciudad industrial de California en la que todo el mundo está corrupto y donde se ha proyectado una línea de tren que puede hacer rica a mucha gente.
Colin Farrell, Taylor Kitsch, Rachel McAdams y Vince Vaugh interpretan a los protagonistas, algunos de los cuales tienen un pasado en común y otros, un secreto que han reprimido durante demasiado tiempo. Entre los detectives está el corrupto que busca redimirse, el ex militar para el que la policía era su única salida posible y la que enfoca toda su rabia contra el mundo en su trabajo, y los tres tienen también que decidir si van a seguir sus propios instintos, o si se van a plegar a las instrucciones que les llegan desde arriba.
El entorno industrial urbano, las carreteras que discurren al lado de la costa y el tipo de caso que Velcoro, Woodrough y Bezzerides investigan llevan la serie al terreno de detectives literarios como Harry Bosch (del que Amazon ha hecho su propia serie de caso por temporada) y a las historias de James Ellroy, en las que la sociedad está podrida y manejada por gente sin escrúpulos y donde los «héroes» no lo son tanto.
Los detectives del género negro californiano son utilizados por los poderosos para llegar donde ellos no pueden, para solucionar sus «problemillas» entre la gente menos favorecida, y estos detectives suelen terminar metiéndose donde nadie les llama, resolviendo casos que la gente para la que trabajan de verdad prefieren tapar. Estos nuevos capítulos de ‘True Detective’ tienen diálogos que parecen sacados de uno de esos libros, y planos de transición que funcionan como las descripciones de entornos que podemos encontrar en ellos.
Pero ‘True Detective’ también está basada, en parte, en la realidad. La primera temporada se apoyaba en un escándalo real de abusos sexuales en la Iglesia de la Hosanna de Ponchatoula (Louisiana), destapado en 2005, mientras la segunda parece estar inspirada por la historia de la ciudad de Vernon (California), donde la corrupción política campó a sus anchas durante años.