Es un poco lioso aprenderse tantas siglas y lo que se supone que tiene que servir para hacernos la vida más fácil, en ocasiones nos la complica.
HDMI son las siglas en inglés de High-Definition Multimedia Interfazce, que traducido sería Interfaz Multimedia de Alta Definición. CEC es Consumers Electronic Control. A veces, los fabricantes ponen también nombres a este tipo de cable, y en el caso de Philips, le hemos puesto EasyLink. Mucho más bonito ¿verdad?
En cualquier caso, aparte del nombre, ¿Qué hace un HDMI?
Pues conecta fuentes de audio/vídeo digital como por ejemplo sintonizadores, reproductores de discos HD DVD, de Blu-Ray, ordenadores, videoconsolas, o receptores AV, a un monitor de vídeo de televisión digital o a un dispositivo de audio digital. Estos deben ser compatibles para poder conectarse.
El HDMI establece una conexión RGB (Red, Green and Blue) sin comprimir desde la fuente (cualquier ejemplo de los que os hemos puesto anteriormente) a la pantalla que ofrece una imagen impecable ya que le elimina la conversión de señal digital a analógica.
La entrada HDMI es compatible con fuentes DVI (Digital Video Interface, interfaz de vídeo digital), pero además incluye audio digital, y cuenta con protección contra copias HDCP.
La señal, que no está degradada, ofrece una imagen más nítida y minimiza el parpadeo gracias a la comunicación de forma inteligente del HDM)I para dar una mayor resolución de salida con el dispositivo fuente.
Una de las ventajas del cable HDMI es que reemplaza tres cables de vídeo y seis de audio. Os podéis imaginar cómo eran los televisores por detrás. Y se simplifica la conexión, además de ser mucho más estético. Y otra ventaja que nos parece fundamental, es la universalidad de estos cables. Son todos iguales, y así estamos seguros de que estamos comprando el correcto y nos dará una imagen y un sonido extraordinarios.