Hoy os proponemos un artículo verdaderamente especial. Nosotros somos espectadores expertos, hemos crecido con una televisión que ha sabido velar por nuestros intereses de ocio y con la que siempre hemos contado. TVE, Atresmedia, Mediaset, televisión por cable, vod, Netflix, plataformas digitales… son conceptos a los que estamos muy familiarizados.
Quizá demasiado. Existió un tiempo en que la televisión era una especie de lámpara maravillosa, un electrodoméstico que, al encenderlo, conectaba con un sinfín de realidades que ni siquiera se podían concebir. Hoy hemos querido acercarnos a esa generación de españoles que vivieron un momento histórico: el de las primeras emisiones televisivas. Las vidas de nuestros mayores cambiaron para siempre con la llegada de este aparato con el que informarse, reír, llorar… Porque su experiencia es única y porque siempre podemos aprender de todo lo que nos cuentan, aquí tenemos un pequeño ramillete de recuerdos llenos de nostalgia.
Televisión, esa magia hecha realidad
¿Podemos imaginar qué sintieron todas las personas que fueron testigos de los primeros pasos de la televisión, las sensaciones que vivieron al ver cómo se ponía en marcha y aparecían en imagen los primeros destellos de la nueva modernidad? Es difícil que, desde nuestra experiencia, podamos entenderlo, por eso, les preguntamos directamente a ellos.
Por supuesto, al principio, muy pocas casas podían costearse una televisión, así que los vecinos, los amigos, las familias… se congregaban en un hogar (o en el bar del pueblo) que se convertía en el centro de atención mediático, así lo recuerda Carmen Gomar (72): «Todas las noches, después de cenar, iba a casa de mis tías a ver la tele, allí nos juntábamos mis primas, los novios de mis primas, etc. También recuerdo que mi tío Modesto, cuando le estorbaba tanta gente en casa, le echaba mucha leña a la chimenea y allí no se podía estar. Me llamaba la atención la reacción de alguna gente mayor, que se peinaba y arreglaba mucho para sentarte delante de la pantalla, como si los de la tele pudieran verlos.»
Y es que, el hecho de que muy pocos tuvieran televisión fomentó el carácter familiar del electrodoméstico, que se convirtió en una herramienta increíble para que las personas compartieran momentos juntos. Rosario Pomares (68) nos lo explica: «Recuerdo a todo el mundo alrededor de la televisión viendo las noticias o el programa de turno. Era un acto muy familiar lo de ver la tele juntos. Incluso en verano, cuando íbamos a veranear a la playa de Guardamar, un vecino sacaba la tele por la ventana y el resto del vecindario acudíamos al porche del vecino para verla todos juntos.»
La televisión podía considerarse por aquel entonces un núcleo integrador para las familias. Y, en este punto, es muy curioso el testimonio de Concepción Rodes (73) , que nos cuenta cómo fue ese momento en el que la televisión empezó a hacerse más y más popular y cada hogar comenzó a tener la suya propia: «Primero la veíamos en casa de mis padres. Vivíamos en el mismo edificio: ellos vivían en el primero y nosotros en el tercero, y bajábamos a ver la tele todas las noches. Hasta que decidimos comprar una; mi padre se enfadó y decía que era un despilfarro que hubiera dos televisiones en el mismo edificio.»
La llegada de la tele era una ilusión, pero también un gran mito para muchos, cargado de una imaginería que alimentaba el hecho de que se desconocía qué era y cómo funcionaba aquel aparato. Antonio García (67) nos cuenta aquellas primeras sensaciones, llenas de nerviosismo: «Fue una fiesta. Era de pantalla negra antirreflectante. Mi padre tardó un buen rato en sintonizarla. Semanas antes ya había expectación y muchas veces pasábamos casi media hora mirando la carta de ajuste esperando que comenzara la programación. Nunca había que encenderla descalzo. Por supuesto, había que vigilar constantemente el transformador, que había que manejar cada vez que subía la tensión eléctrica en casa para que el televisor no se rompiese. Y eso pasaba cada quince o veinte minutos. Todos tenían un mantelito de ganchillo y algún objeto decorativo encima, una gitana, una torre Eiffel… Lo más importante era no tocar nunca detrás del televisor porque te podías electrocutar, nos decían.»
Una vida de recuerdos
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Las emisiones daban problemas, la sintonización era caótica y llena de interrupciones, como lo recuerda Paco Serrano (70): «Era muy común no ver nada y pasarse horas sintonizando la tele para nada. Y los programas que veías, siempre con interferencias.» Y aún así, era imposible no adorar la televisión. Los espacios que se emitían se convirtieron en compañeros del día a día de los espectadores. Esas series, programas y películas eran algo más que un pasatiempo para llenar horas, se transformaron en verdaderas pasiones que obligaban a mirar el reloj una y otra vez para ver si había llegado el momento de que empezase su programa favorito.
A Conchi Gómez (73) le entusiasmaban «las series inglesas de época, las antiguas». Pero también. ‘El Fugitivo‘: «Me gustaba mucho y todavía la recuerdo«. De hecho, la producción que nos traía al pobre Doctor Kimble, acusado injustamente de asesinar a su esposa, fue una de las ficciones más populares de aquellos años, cuyo final estuvo entre los más vistos de la historia. Las series americanas entusiasmaban a los espectadores españoles, como a Antonio García, que le encantaba ‘Bonanza‘; pero también, por supuesto, triunfaba la ficción nacional, que traía a primeras figuras de la actuación en series inolvidables y obras teatrales que se llevaron a la pequeña pantalla. Los textos dramáticos universales pudieron llegar al gran público a través de las ondas catódicas. ‘Anillos de oro‘ o ‘Segunda Enseñanza’ eran algunos de los favoritos de Concepción Rodes. Carmen Gomar recuerda que «veíamos mucho teatro en ‘Estudio 1:‘ Luisa Sala, Amparo Baró, José Bódalo, Lola Herrera… También recuerdo ‘La Casa de Los Martínez’. Y Vicente Parra era el actor de moda.»
¿Habéis oído decir eso de que los niños son los dueños del mando a distancia? Pues curiosamente, (o no) esto ya sucedía en las casas de aquellos pioneros que se acercaban a la televisión. La programación infantil fue tan exitosa como la de los adultos, aquellas animaciones sorprendían y encandilaban a todo tipo de públicos que se acercaban a ver las series que seguían sus hijos. Uno de los programas que con más afecto recuerda Lluïsa Corrons (90) es ‘La familia Telerín’, o como ella y muchos españoles lo llamaban… «‘Vamos a la cama’. Como tenía niños pequeños era lo que veía«. Rosario Pomares también recuerda con mucho afecto ‘Los Chiripitiflaúticos‘.
Por supuesto, los primeros programas musicales y de espectáculo causaron furor, como rememora Fulgen Jiménez (73). El primer programa que vio fue «…aquel programa de cantantes, ‘Escala en HIFI’. Luego había uno que presentaba aquella animadora de programas de entretenimiento, Herta Frankel y la perrita Marilín. También estaba Franz Johan, un señor no muy alto, austriaco, que hacía teatro con la compañía ‘Los vieneses’.»
Y es que la televisión era tan fascinante que hechizaba todo de ella, absolutamente todo. Lo primero que recuerda haber visto en televisión Lluïsa Corrons, fueron los anuncios, que también gustaban a Carmen Gomar «recuerdo los anuncios de Coñac Soberano: Es cosa de hombres«. Incluso la carta de ajuste impactaba, de hecho, es el primer recuerdo televisivo de Paco Serrano.
Pero si hay un programa que se lleva la palma en cuanto a nostalgia se refiere ese es ‘Un, dos, tres’, un espacio intergeneracional que nosotros también recordamos, pues su peripecia recorre dos siglos de nuestra historia, con emisiones intermitentes desde 1972 hasta 2004. Para Concepción Rodes, «no ha habido un concurso como ése» y, según Fulgen Jiménez ,»Me gustó muchísimo. Y a muchísima gente. No hay otro igual. Tocaban infinidad de temas, era entretenimiento, era aprendizaje, te acordabas de cosas que sabías y no recordabas.» También fue uno de los programas favoritos de Carmen Gomar: «Recuerdo el ‘Un, dos, tres’ con Kiko Ledgard pero casi más el de Mayra, ya en color«.
Acontecimientos de impacto
No sólo de series y películas vive el hombre. La llegada de la televisión marcó otro cambio fundamental: la manera de dar la información. Las noticias dejaron de ser un texto explicativo, había imágenes que acompañaban esos relatos, y eso aumentaba la capacidad de recepción y de adentrarse en cualquier evento. Conchi Gómez recuerda así la primera vez que vio la televisión: «Estábamos en Segovia. Se iba a casar Fabiola y era un acontecimiento en España. Se congregaron toda la familia y los amigos para verlo«.
Los hechos que marcaron la segunda mitad del siglo XX influyeron en esos primeros espectadores gracias a esas escenas que traían la realidad hasta sus vidas. Para Conchi Gómez, algunos de los más destacados fueron «La llegada del hombre a la luna y la muerte de Kennedy, el atentado de Carrero… Aunque primero lo oíamos por la radio, la radio siempre nos ha acompañado también mucho, y luego, lo veíamos en la tele«. Fulgen Jiménez también piensa que la llegada del hombre a la luna fue importante, aunque apostilla que «nunca nos lo acabamos de creer. Pensamos que eran trucos de cine.» A Carmen Gomar también le impresionó el viaje de Armstrong y compañía «Aquello fue un acontecimiento. Yo creo que estaba todo el pueblo en el bar de Angelita.»
En general, nuestros mayores recuerdan perfectamente ese gran hilo de acontecimientos que ha tejido la sociedad en la que vivimos actualmente. A Antonio García le impactó el asesinato de Kennedy «porque mi madre se puso a llorar y todo. Era el político más querido por las señoras.» «Creo que la noticia que más me impactó fue la crisis de los misiles en Cuba. Recuerdo a toda la familia reunida delante de la tele. La muerte de Kennedy, la transición, las primeras elecciones, el golpe de Estado...» nos cuenta Concepción Rodes.
Y, claro está, Eurovisión. Ahora, tal vez muchos lo vean como un evento lleno de personajes un tanto extraños que apuestan más por el show que por la calidad musical pero, durante las primeras emisiones, Eurovisión era, simplemente, lo más de lo más. De hecho, Fulgen Jiménez adquirió su primera televisión para ver triunfar a Massiel en el festival (aunque ella no podía saber que la madrileña vencería, claro): «La llegada de la tele a casa coincidió con el ‘La la la’, compramos una en blanco y negro que pagamos a plazos.»
De plena actualidad
Es fácil ponerse nostálgico con tantos recuerdos de esa primera televisión, pero eso no quiere decir que nuestros entrevistados no disfruten de los contenidos que se ofertan ahora y estén al día de todo lo que sucede en la pequeña pantalla. Conchi Gómez es fan de la ficción nacional «Hay series españolas muy buenas: ‘Mar de plástico‘ y también ‘El Príncipe, que está muy bien ambientada’. A Fulgen Jiménez le encanta la programación de La 2 «Dan mucho contenido de animales, de paisajes, de todo sobre la naturaleza. Y luego, también nos gustan los reportajes que enseñan pueblos que están perdidos de la mano de dios, con gente que está aislada… Son reportajes de denuncia dignos de ver.»
Pero no pueden evitar comparar los tiempos actuales con los antiguos y echar de menos ciertas cosas. Lluïsa Corrons se acuerda de cómo le gustaba ‘Se ha escrito un crimen’; algo que también le sucede a Carmen Gomar: «Echo de menos ver teatro en televisión. También series como ‘Turno de Oficio’, creo que volvería a ser un éxito si la repusieran.» Aunque, tal vez, lo que más nostalgia les despierte era esa sensación de que ver la televisión era una actividad para hacer todos juntos. Nos quedamos con la reflexión de Rosario Pomares al respecto: «Echo de menos el acto de verlo todo en familia, ahora con los ipads y los ipods, ver algo en la tele es muy solitario.»