¡Oh! El bonito ciclo de la vida (de las series de televisión). Una idea nace en la mente de un avezado guionista, crece hasta convertirse en un proyecto, se reproduce para llegar a los trece capítulos y, por fin, consigue su hueco en la parrilla. Pero, a veces, algunas de esas bonitas series mueren en el paso uno, dos o tres y nunca llegan a estrenarse a pesar de todas las esperanzas puestas en ella.
Retrasando que es gerundio
Poner en marcha una serie es algo realmente dificultoso, pues las cadenas se juegan mucho en cada producción. Cuando llega la hora de elegir entre varios proyectos que hay sobre la mesa, algunos criterios prevalecen sobre otros para determinar por qué serie se apostará; mientras que otras quedarán para siempre perdidas en el limbo, a pesar de que nacieran de una buenísima concepción. La inversión económica es mucha y elegir un proyecto supone confiar en él mientras se crean los guiones, se realiza un cásting, se prepara un rodaje… Desde el momento en que se aprobó una idea hasta que se puede ver un primer resultado en la pequeña pantalla, ha podido pasar un tiempo precioso en el que, por supuesto, se ha tenido también que invertir un dinero que no se ha podido gastar en otra partida.
Por ello, las cadenas tratan de controlar al extremo todo el proceso de producción; lididando para que su inversión no se vaya por el desagüe. Vivimos en una era en la que las series son más competitivas que nunca y los espectadores exigen unos mínimos de emoción, acción, identificación y, sobre todo, originalidad, que una ficción debe de cumplir sí o sí. Es por ello, que muchas veces conocemos noticias de series concebidas para los estrenos de otoño o de midseason que acaban sufriendo retrasos para «limar» alguna parte de su historia que no ha convencido a las decenas de personas que tienen que dar el visto bueno a ese proyecto.
Y ahí puede venir el gran problema insalvable. Que haya discrepancias sobre cómo se está desarrollando una serie es parte del normal proceso de creación, algo que incluso ayuda a mejorar y evolucionar el producto final, pero si esas diferencias de criterio no se afrontan de una manera positiva, si los productores se horrorizan con el primer pase de una serie (con todo el trabajo que supone haber fabricado ya un piloto), si un creador no está dispuesto a modificar ciertas cosas de la propuesta o si, al fin y al cabo, salen a la luz problemas de desconfianza que ya existieron desde el mismo momento de su formulación, pero que se pasaron por alto para ver «cómo iba la cosa», la historia puede tener los días contados.
‘Us & Them‘, ‘Members only‘ o ‘Hieroglyph‘ son recientes casos de series canceladas antes incluso de su estreno. Las razones que las cadenas suelen dar para estas decisiones son problemas creativos o de producción. Vamos, que nos les convence cómo está evolucionando la serie y prefieren que ni siquiera salgan a la luz para que un mal dato de audiencia o unas críticas pésimas les amarguen el día. Como decimos, muchas veces lo que tenemos es una verdadera desconfianza desde el mismo nacimiento del producto. En la mayoría de las ocasiones, no oímos hablar de la cancelación sin más, sino que se van anunciando retrasos tras retrasos para seguir trabajando en el producto. Llega un día en que no volvemos a oír a hablar de esa propuesta, que directamente, es echada a un lado por las producciones nuevas que sí merecen la confianza de la empresa y en las que se vuelca todo un entusiasmo publicitario que no puede desviar su atención hacia un producto de dudosa progresión.
En ocasiones, estos retrasos suponen de verdad un esfuerzo por remontar el proyecto, pero otras razones pueden entrar en juego para que esa corrección no llegue a buen término: que el equipo creativo tenga otros trabajos, por ejemplo. En ‘Hollyweird‘ parece que tuvieron este problema. Su creador estaba harto de cambios y retrasos, nuevas oportunidades de trabajo se le brindaron… acabó abandonando el proyecto y con su decisión, la serie nunca llegó a materializarse.
Polémicas no, gracias
Una mala publicidad puede ser la peor noticia para una serie de televisión. Hay ficciones que, desde su nacimiento, levantan la polémica entre críticos y espectadores, cada vez más conocedores de lo que se mueve en los despachos televisivos. Por ello, las cadenas optan por no llegar a emitir esa serie, aunque estuviesen muy satisfechos del resultado final de la misma. En 2011, History Channel, decidió no seguir adelante con la miniserie sobre la vida de la familia Kennedy que estaba preparando. Se habló claramente de presiones para que ésta no viera la luz y el canal optó por retirarse y olvidarse del asunto. Claro está, precisamente la polémica puede entenderse como una baza promocional que es difícil dejar pasar. Tal vez por ello, el canal independiente de pago ReelzChannel, decidió quedarse con ‘The Kennedys‘ y emitirla. Por cierto, esta serie se pasó por nuestro país en Telecinco y no levantó grandes ampollas, ni siquiera a nivel de audiencia.
Otra serie que no pudo soportar el peso de la polémica fue ‘Popetown‘. Imaginad: una serie de animación para adultos con el catolicismo como base fundamental. Es entendible que muchos se opusieran a su creación, ¿verdad? La campaña que desde el Vaticano se lanzó contra la posible emisión de la serie provocó un abrupto final para la misma, pues la BBC, el canal que había apostado por ella, prefirió no meterse en líos de este tipo. Eso sí, ellos argumentaron que la cancelaban porque no tenía la calidad suficiente como para seguir adelante.
Adaptaciones fallidas
En algunas ocasiones, el hecho de que una serie no llegue a estrenarse puede ser por causa de su propio éxito. Nos estamos refiriendo a las adaptaciones y remakes. Algunas producciones son tan buenas y tienen tanto tirón comercial, que los responsables de las cadenas de televisión de otros países no pueden resistirse a la tentación de intentar hacer la versión patria de ese producto. Aunque esto, a veces, es más fácil decirlo que hacerlo.
Un ejemplo muy claro de lo que decimos lo tenemos en la serie inglesa ‘The IT Crowd‘. El especial y fantástico humor de su autor, Graham Lineham, fue el detonante para que todos aclamáramos a esta producción. Pues bien, en 2007, el canal estadounidense NBC se decidió a hacer una versión. Desde el primer momento, la decisión de adaptar una ficción tan particular y genuina estuvo llena de complicaciones, hasta el punto de que no conseguían encontrar a actores que pudieran plasmar la personalidad de los originales y por lo que, directamente, Richard Ayoade fue contratado para hacer el mismo papel. Pero, finalmente, los responsables de la cadena decidieron dar marcha atrás al proyecto. Sólo se grabó un piloto y nunca vio la luz. Por lo visto, era tan parecido al original que no tenía ningún sentido que se desarrollase, pues era más fácil emitir el contenido inglés.
Demasiado bonito para ser verdad
Por último, nos acercaremos a unas ficciones cuyo desarrollo, las cadenas comienzan con entusiasmo pero que cuentan con una dificultad técnica que les puede obligar a paralizar el proyecto. Esto suele suceder con grandes sagas literarias, que han conquistado a millones de lectores y cuyo pase a la pequeña pantalla supondría, claramente, un éxito seguro. Pero, como decimos, la complicación de llevar ese relato al audiovisual, por temas de estructura, de presupuesto, o de ambos, son un hándicap insuperable.
Stephen King es uno de los autores que mayor número de veces hemos visto adaptado a la pequeña pantalla, sus historias funcionan de maravilla. Pues bien, su obra ‘La torre oscura’, precisamente, la saga de novelas que él mismo califica como su obra maestra, ha sido protagonista varias veces, en los últimos tiempos, por el deseo de éstos y aquéllos de convertirla en una serie de televisión. Muchos intentos que no han fructificado. El último de ellos nos ha llegado este mismo abril, cuando se dio a conocer la noticia de que la historia de Roland Deschain llegará tanto en cine como en televisión, como dos obras complementarias, ¿será esta vez la definitiva para el proyecto? También el maravilloso personaje de cómic ‘Sandman‘, el Eterno que creó Neil Gaiman, ha centrado las conversaciones de rumores de series o adaptaciones de cine. La complejidad de hacer una obra comercial con los mimbres necesarios para un producto televisivo ha truncado el proyecto, ojalá no definitivamente, pues nada nos gustaría más que poder disfrutar de su fabulosa mitología en nuestro televisor Philips.